Soy Iris Reyes Lindo, crecí en el barrio Don Bosco en Panamá. La alcantarilla de la tercera cuadra era el punto de encuentro de los niños, niñas y adolescentes de mi barrio. Ahí definíamos qué íbamos a jugar. Recuerdo que entre mis primos adolescentes establecimos que cada sábado iríamos al río con los del barrio. Yo contenta por ir y compartir con ellos, me apuntaba a todo. Ellos me decían que me subiera a los árboles para recoger las frutas y se las tirara. Sabía que solo me llevaban para ellos tener la autorización de mis tías. Al llegar al río me gritaban: ¡tú eres una niña, no puedes bañarte, ni hacer clavados, solo te traemos para que cuides la ropa, la comida y los zapatos! En la casa recuerdo verme envuelta en la forma de vestir de mamá con prendas, maquillajes y lazos, y los juegos de mi papá de domino, barajas, sófbol, así fue mi crianza. Por su puesto tenía juegos de té, pero los convertí en la nueva vajilla de la cocina de mamá y a las barbies les cortaba el cabello chiquito. En el barrio me señalaban y decían: ¡hay que enseñarle a ser niña! Debería la señora Dolly prohibirle jugar al bus, al beisbol, y el señor Kike, dejar de comprarle bicicletas azules estilo niño. Un día me dijo Cholo mi vecino: ¡Iris, mis padres dicen que tú vas a hacer machorra!, tenía 12 años. Otros días, alegre, me ponía mi casco, coderas, rodilleras y con mis patines de una hilera salía a jugar la calle, de inmediato retumbaba en mis oídos la voz del señor Atencio ¡ahí viene la rompe calle! La gente comentaba: “es como amachada”, juega como niño. Nunca comprendí nada, yo no distinguía que era jugar como niña o como niño, solo quería jugar, divertirme y sonreír. Hoy miro hacia atrás, y recuerdo el afán de un barrio que intentaba decirme como ser una niña. Solo quería jugar. Iris Reyes Lindo. Panamá, junio 2023.